Las series de Alma Robledo son una profundización estética, conceptual y política hacia las narrativas de las infancias. Una expansión sensible mediante la reproducción de fotografías de archivo familiar y de la cultura pop de la década de 1990.
Alma utiliza paletas de colores metalizados, grisáceos, holográficos, pasteles y estridentes, combinados con materiales industriales para crear presencias siniestras. Busca posicionarse críticamente frente a la nostalgia y la estética kawaii dominantes en nuestra cultura.
Concibe sus pinturas y dibujos como un ritual de destrucción de recuerdos idealizados, proponiendo interrogantes sobre las relaciones entre su subjetividad y la memoria colectiva de la generación millenial.